lunes, 6 de agosto de 2012

Me fui a la remil... desenfreno total

Y sí. Me pasó por andar caminando por el precipicio, dando saltitos, coqueteando con la idea de caerme. Me fui al caraj*o.  El viernes hice todo mal, empezando por la panera, siguiendo por las entradas, terminando por un estrepitoso atracón de pan a la noche, papas fritas, ketchup, y cerveza por hectolitros. Al día siguiente, en vez de emprolijar, la profundicé: helado de comida. Y a la noche salí con una amiga, a la que llamé con una iniciativa de programa yo solita, sabiendo que era para ir a comerme todo, y así lo hice. El domingo, ya sacada, pedí empanadas al mediodía, comí medio kilo de helado a la tarde, y una pizza a la noche. Yo solita, todo eso. DESBORDE COMO NUNCA. Hoy parezco Mikey Rourke. Tengo la cara inflada con retención de líquidos que doy miedo. Debo haber aumentado dos kilos en tres días, por abajo de las patas.  Hoy emprolijé, pero hasta último momento antes de cenar estuve negociando con hacer una última cagadita más, lo cual demuestra que no estoy muy metida en personaje de retomar 100%.

Una vez más, la pregunta que se cae de maduro es ¿por qué? El otro día especulaba con varios factores, que hoy no estuvieron presentes. No parece haber habido un motivo desencadenante demasiado claro como la otra vez. Y además, esta vez no hubo freno, le di hasta que no hubo vuelta atrás. No sé. Estoy decepcionada de mi misma, pero con menos cargo de conciencia que la otra vez. Lo cual me da miedo. Todavía no pagué este mes en la clínica. No quiero aprovechar la volteada de no querer dar la cara este miércoles e irme a la mier*da. Estoy en esos puntos de inflexión en los cuales o redoblo esfuerzos y sigo, o tiro la toalla y apareceré de nuevo en este blog en unos 5 meses con 15 kilos de más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejame un mensaje!