La primera: un taller de imagen corporal. Poco quorum y una coordinadora no del todo de mi agrado, para decir verdad. Muchos lugares comunes y mucho discurso ensayado inconexo con las emociones que transmitía el grupo. Pero algo saqué en limpio y me movilizó bastantes cosas. Sé que tengo que amigarme conmigo, tengo que quererme un poquito más, incluso en el descenso. Pero me llevé que parte de eso empieza por dejar de pensar en lo que perdí, en lo que me perdí, en lo que ya no soy ni volveré a ser, y empezar a querer mi hoy. Porque si no me quiero yo, ¿quién me va a querer por mi? Creo que acá viene una caída de ficha importante sobre mis últimas relaciones románticas: si eso es lo que busco, alguien que me quiera, voy muerta, porque caigo en la co-dependencia. Tengo que buscar alguien a quien querer yo (y que de paso me quiera, obvio). Pero reafirmar mi auto-estima a través del nexo con otro es una receta para el desastre.
Por suerte hoy volví al 69,2 kg del jueves. Y eso que sigo sin ir al baño y encima me vino. Si todo sale bien, la semana que viene me encontrará en los 68ssss. Pliisssss!
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