domingo, 29 de julio de 2012

Análisis estadístico de mis atracones

Foto: nbaapuestas.com
Terminé de publicar el post anterior, denunciando mi último atracón y buscando las causas, y se me ocurrió mirar los posts para atrás hasta el último atracón que hubiera tenido. Y qué curioso: resulta que el anterior atracón me lo di cuando llegué exactamente al peso en que estoy ahora (65 y pico) y justamente un fin de semana que fui a casa de mi madre. Oh casualidad.

El tema de mi vieja ya lo comenté, pero la coincidencia de peso entre mi peso actual y del anterior atracón sugiere una nueva causa: el saboteo previo a llegar a la meta. Y esto lo relaciono con el tema de la autoestima, la femeneidad y la relación con el sexo opuesto. Me explico: si estoy gorda, estoy fuera del mercado, no me expongo a que me rechacen, porque me excluyo sola, abajo de los kilos y adentro de mi departamento. Si adelgazo, me preocupo por mi imagen, me arreglo, me compro ropa, vuelvo al mercado, me expongo. Y si aún así me rechazan, me hago pelota. Fue un poco lo que me pasó la vez pasada que adelgacé tanto. Había por entonces un potencial candidato que me rondaba, y a pesar de la mesoterapia, el gimnasio y gastos millonarios en la remil pilcha, no pasó naranja. Fue una gran decepción y tuvo como consecuencia que tirara todo a la mier*da. El suceso del sábado pasado con el sujeto que rajaba la tierra puede haber funcionado, inconscientemente, como un recordatorio de la anterior vez que me expuse y me salió mal. Y yo que creía que esta vuelta tenía más herramientas que la anterior, se ve que sigo siendo igual de vulnerable. 

Habrá que persistir: en el grupo de los gordos de ayer habló una chica con desordenes alimentarios bastante más graves que los míos (pastillas, internaciones), una ex deportista que se veía obesa con 58 kilos. Su percepción de sí misma claramente está muy jodida, y lo que le decían era que tiene que permanecer un tiempo largo en "su" peso (concepto que me resulta muy esquivo, pero eso será materia de otro post) y que recién ahí logrará amigarse con su imagen. Supongo que eso a mi me falta todavía.  Pasé muy poco tiempo en los 62s-63s la vez pasada, y recién estoy volviendo a las proximidades de ese peso. Por "llegar" no me voy a sentir automáticamente mejor ni me voy a ver bien. Supongo que por eso también me resulta imposible disfrutar del descenso, de verme cada vez mejor, de ir sintiéndome gradualmente más liviana en el proceso, aún antes de llegar a "el" peso. Porque aún cuando llegue, toma tiempo adaptarse. De nuevo, no queda otra. A respirar hondo y a aguantar...

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