jueves, 19 de julio de 2012

Reflexiones sobre la omnipotencia y el orgullo

Sigo en 62,2 kg! Pude mantener ese numerito que me sonaba artificialmente bajo y que atribuí a haberme parado torcida en la balanza! Mi meta es el lunes pesar exactamente eso, 62,2 kg, y ni un gramo más. 


Porque hoy arrancan los diversos festejos del día del amigo. Tengo un almuerzo hoy, una cena mañana, un té el sábado a la tarde, y programa con mi mamá el domingo. TODO involucra comida. Pero bueno, la vida es así. Es socialmente casi una regla que uno se junta a comer o a chupar algo. Siempre. Y es uno de los grandes placeres de la vida, así que no pretendo cambiar esos hábitos en mis amigos. La que me tengo que limitar y evitar tentar soy yo. No voy a pedirle a mi gente que me ayude, que me tengan especial consideración, que no me sometan a situaciones que me puedan hacer descarrilar, como hacen otros gordos a dieta. A mi no me sirve, me siento una idiota, siento que me tienen lástima, que me sobreprotegen como a una nena tonta que sola no puede controlarse. 


Por eso no participo a nadie de mi dieta, y no por otra cosa. En el grupo de los gordos cuando uno oculta que está a dieta de otros, tienden a interpretarlo como una forma de no hacerse cargo, porque si nadie sabe, nadie se entera si la abandonás tampoco. Es una forma de no comprometerse del todo, de poder borrarse y hacerse el bolud*o si las cosas salen mal o si la voluntad flaquea. Ese no es mi caso, no es por eso que oculto mi dieta. Es por esto que venía diciendo, de que no quiero la compasión de nadie, que me resulta paternalista y peyorativa (omnipotente, yo? nahhh...) y porque además no quiero opiniones ajenas. No quiero deditos levantados, gente diciendo "tenés que hacer así, tenés que hacer asá". De nadie. Ni de otros gordos, que adelgazan medio kilo y ya la tienen clarísima y te dan cátedra, con un aire de superioridad que me da por el ort*o. Ni de flacos, porque sus consejos parten de un enfoque sano hacia la comida, y por lo tanto no me van a servir nunca, y porque aparte me hace sentir patética, ver que ellos pueden controlar el tema de la comida y yo no. 


"I'm not your project!"
 al estilo Tai para Cher en Clueless
Ahora que lo pongo por escrito veo que hay una buena dosis de orgullo en mi opción de no contar. Es llamativo. La vez anterior que adelgacé, recuerdo que era muy influenciable. Había un colega de trabajo que me había adoptado como "proyectito". Me decía "vos te tenés que dejar el pelo largo", "tomá un poquito de sol que quedás más linda", etc, etc. Antes de adelgazar yo lo interpretaba como actos de bondad, "qué buen pibe, cómo se preocupa por mi", pero cuando empecé a adelgazar me empezó a molestar, "qué soy yo? una gorda loser que el pibe tiene que "arreglar" como acto de bondad?". Fuc*k me, no way! Y empecé a oponer resistencia, a decirle un poco que se metiera en sus cosas y que no quisiera arreglarme mi vida. Pienso, relacionado con eso, que esta vuelta tengo más fuerza. Que no me siento tan la pobrecita sin herramientas para tomar las riendas de su vida y su alimentación. En este tiempo he hecho mucha terapia, he explorado el tema de mi imagen corporal, de mi femeneidad, mi sexualidad, y creo que cuando adelgace no me voy a sentir tan vulnerable y tan expuesta como la primera vuelta. De hecho, estoy como intrigada a ver cómo manejo las cosas esta vez, y parte de mi desea exponerse, y hasta que las cosas me salgan mal, para ver cómo reacciono. 

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